#OscarCuchurrumí Día 2: el regreso al hogar de «Roma»

¡Buenas tardeeeees!

¿Cómo están en este domingo de relax y chocolatico caliente con pan? Espero que muy bien, que estén tranquilitos, felices y preparados, ¡de hoy en una semana estaremos viendo los Oscar, qué cosa más emocionante!

Pues bien, como parte de la celebración seguimos avanzando en nuestra maratón de #OscarCuchurrumí. Ayer hablamos de Bohemian Rhapsody y hoy es turno para una película que por varias razones ha estado en boca de muchos y que además dio una que otra sorpresa en las nominaciones a los Oscar, se trata de Roma, del mexicano Alfonso Cuarón, una historia sobre la familia, la sociedad mexicana y la adversidad.

Sin más preámbulos, vamos con el tráiler:

Pues bien, en esta cinta marcada por la cotidianidad viajaremos a inicios de los años 70, a la comuna Roma en México D.F (de ahí el nombre de la cinta). En una casa de familia de clase media conoceremos a Cleo (interpretada por Yalitza Aparicio), una joven de origen indígena, callada, devota a los cuatro niños que tiene a su cargo y al cuidado de la casa en donde vive y trabaja como empleada doméstica junto a su amiga Adela. Las dos se comunican tanto en su lengua materna (el mixteco), como en español, y sus días pasan entre preparar batidos de banano para los niños y limpiar el patio lleno de mierdas de perro.

La vida de Cleo es en apariencia sencilla, con una rutina marcada por los trabajos de sus «patrones», las loncheras de los niños y el cuidado de una casa que pareciera extenderse como un laberinto de juguetes, libros viejos, radios de antenas torcidas y televisores, pero conforme avanzan los minutos y se desarrolla la trama veremos que la historia de Cleo no es tan monótona y armónica como pudiera parecer: en esa casa grande hay mierdas más complejas de limpiar que las del perro del patio, y cuando un corazón roto y un acto de ingenuidad cambien su vida para siempre, solo el amor de ese hogar familiar y conocido ayudará a nuestra protagonista a sanar y salir adelante.

Un primer aspecto a tener en cuenta con esta película es que no es que haya llegado a Netflix sorpresivamente rápido, sino que es original de Netflix, una plataforma de streaming que junto a servicios como Amazon, Hulu, o HBO abrieron el debate sobre los nuevos competidores y posibilidades de triunfar en la temporada de premios con apuestas que rompen con el esquema tradicional. El debate parte de uno de los requisitos para que una película sea nominada a los premios de la Academia, y es precisamente el haber tenido determinado tiempo de exhibición continua en Los Ángeles y/o en alguno de los grandes festivales cinematográficos que tenemos la fortuna de celebrar mundialmente a lo largo del año.

Esto supuso un reto grandísimo para el equipo de Cuarón y de Netflix, pues llegar a las salas de cine con un producto que también se puede ver desde casa vía streaming suponía no solo poner a todo el mundo a hablar de la cinta y recomendarla, sino también el tener que confiar plenamente en la calidad de la película que habían hecho, de manera que muchos prefirieran verla en pantalla grande y pagando una boleta individual que en materia de precios fácilmente podía equivaler a un mes de Netflix en casa.

En mi caso tuve la dicha de ver Roma en pantalla grande durante una función exclusiva en el marco del festival The Classics a finales del año pasado, y después me la repetí en la sala de mi casa con mi mamá. Si bien la historia es la misma, debo reconocer que la fuerza del blanco y negro y el sonido tan bien cuidado de la cinta se disfrutan muchísimo más en formato de sala de cine (y es triste que las grandes salas de cine del país no la trajeran), pero también destaco el sentido de democratización del cine que supone el hecho de que una peli nominada a Mejor Película se pueda ver a cualquier hora, desde cualquier lugar, y ese carácter social y cercano va muy en eco con la propuesta de Cuarón. Tenemos ante nosotros un llamado a volver a esa primera casa, la que nos vio crecer, rasparnos las rodillas y descubrir que el mundo es grandísimo, y que en él hay espacio para la alegría y la tristeza por igual.

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Ahora, no porque la película hable de una realidad en cierta medida conocida para nosotros (como lo es la casa de familia y el servicio doméstico) esto quiere decir que sea una película ligera. Para muchos ha sido durísimo el ejercicio de sentarse a ver la película de principio a fin, pues en ocasiones se percibe como si no-pasara-nada, y en un mercado en el que amamos el 3D, las grandes explosiones y efectos, nos llega esta cinta transgresora, pausada, silente a ratos, que en definitiva tiene el encanto de siempre generar algo en quien la ve.

Ya sea cercanía, empatía, rabia o frustración, los silencios y miradas de Cleo terminan por ser el reflejo de una sociedad en la que se apela a la incondicionalidad de las empleadas de servicio, olvidando a veces su propia humanidad, y esa es una de las denuncias que la cinta nos plantea, sobre todo teniendo en cuenta que Cuarón escribió la historia basándose en su propia nana, a quien dedicó la película.

Por otra parte, las actuaciones de Yalitza Aparicio como Cleo y Marina de Tavira como Sofía (la patrona de Cleo) les valieron nominaciones en las categorías de Mejor Actriz y Mejor Actriz de reparto, y aunque veo algo difícil que ganen, siento que es un paso enorme para la actuación latinoamericana y un recordatorio de lo bien que podemos hacer las cosas si les ponemos ganas y ese sabor latino que corre por nuestras venas.

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Alfonso Cuarón, Yalitza Aparicio y Marina de Tavira

Otra de las particularidades de la cinta es que es la primera película en español en ser nominada a Mejor Película y la quinta cinta en lograr ser nominada tanto a Mejor Película como a Mejor Película de habla no inglesa, para un total de diez nominaciones que además de las categorías ya mencionadas incluyen Mejor director, Mejor guion, Mejor cinematografía, Mejor diseño de producción, Mejor fotografía, Mejor sonido y Mejor edición de sonido.

¿Será Roma de las grandes ganadoras de la noche dorada de Hollywood? Solo el 24 de febrero lo sabremos, pero de momento la invitación es que le den una oportunidad, la vean como un homenaje a la sencillez, al cariño que todos sentimos en algún momento por nuestras nanas o empleadas, y que por unos instantes regresemos a ese patio, cuando todo era más simple.

Me despido por hoy recordándoles como siempre que en Facebook y Twitter estamos permanentemente hablando de cine, libros y tv, ¡este espacio es de todos!

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