Rock N’ Roll, corazones en conflicto y mi amada Los Ángeles: ¿qué más puedo pedirle a Daisy Jones & The Six?

Es domingo en la noche y debería estar iniciando la rutina de higiene del sueño que tanto trabajo le ha costado a mi psicóloga y a mi psiquiatra construir conmigo, pero lo cierto es que perdí la cuenta del número de veces que vengo de escuchar el álbum Aurora de Daisy Jones & The Six en lo que va del fin de semana, y me conozco lo suficiente para saber que, si no escribía esto en este instante, posiblemente pasarían días, o incluso semanas, antes de que lograra reunir el valor para hacerlo.

Perdón, Docs. No lo haré a menudo, en serio.

¿Cómo hablarles de este grupo de músicos que cautivaron mi corazón, primero con el libro de la brillante Taylor Jenkins Reid (TJR), y después con la adaptación en formato serie que hizo Amazon Prime?

Uff, hablar de libros sobre LA es complicado, pues amo hacerlo y a la vez me duele como un demonio, ¿tiene sentido? Posiblemente no, pero pocas cosas en un duelo las tienen, así que okay.

Comencemos por el principio: cuando iba a viajar a California en el verano de 2022, quise llevar conmigo mi ejemplar de Malibú renace, también de TJR, porque me esperaban 2 meses en esa ciudad, así que me parecía buena idea leer algo sobre LA estando allá, y en su momento fue algo muy bonito, aunque justo ahora sigue siendo algo dolorosísimo para mí y por eso no he podido reseñar ese libro en particular, pero mejor me enfoco en el /otro/ libro que me acabé trayendo a casa. Cuando empaqué Malibú renace no tenía idea de que ese verano la autora tendría un evento en una librería independiente de LA llamada «The Ripped Bodice» (mi reino por tener la osadía de quien haya ideado ese nombre), y en cuanto supe que TJR iba a estar, de inmediato me inscribí al evento y aproveché para preguntarle a una amiga muy querida del mundo de los libros por cuál otro libro de TJR me recomendaba para comprar y que me lo firmara, y ella me habló de Daisy Jones & The Six, y joder, cómo le estoy de agradecida por eso (la mejor siempre, nenecito ❤ ) .

Fue así que ese día TJR me firmó Malibú renace en español y Daisy Jones en inglés, y me los traje de regreso a Colombia (BENDITO MI DIOS PORQUE HICE ESO , mi ex no quiso devolverme NADA de lo que dejé en su casa, ¿se imaginan haber perdido DOS LIBROS FIRMADOS POR TAYLOR FREAKING JENKINS REID? S o c o r r o).

Durante meses evité leer libros que trataran sobre LA porque el duelo que llevo con esa ciudad es algo muy profundo y totalmente distinto al duelo que estoy haciendo por esa persona, y la verdad, justo ahora extraño más a LA como mi ciudad especial que a mi ex, y lo cierto es que al comienzo tenía algo de miedo de empezar a leer a Daisy y que me ocasionara una recaída anímica, pero a medida que pasaba las páginas descubrí que mi amor por esa ciudad era más grande que el temor a dejar de leer por si resultaba muy doloroso, y terminé por volver a mi ciudad, así fuera por un breve momento.

Imaginemos esta escena: es la década de los 70’s, vives en la soleada California, vas manejando por la PCH (Pacific Coast Highway), a tu izquierda ves las montañas y a la derecha un océano infinito, brillante y salvaje. La ventana del auto está totalmente abajo porque hace muchísimo calor, es verano y sientes que los días son eternos, puedes hacerlo todo y lo tienes todo. Prendes la radio y te encuentras con Aurora, de Daisy Jones & The Six, la banda sonora oficial de tu verano, y quién quita, de esa primera noche con esa persona especial.

El calor, las montañas, la música rasgada de los vinilos, esa tensión sexual y esa sensación de ser joven y libre para siempre son apenas algunos de los aspectos que Jenkins Reid logra capturar en este viaje musical que, de forma bastante peculiar, logra algo casi imposible, y es dejarnos con ganas de ir a un concierto de una banda que ni siquiera existe.

Comencemos por el libro, que fue mi primer acercamiento, y aquí va un consejo enorme: si pueden leerlo ANTES de ver la serie, mejor, pues si lo hacen a la inversa pueden sentir que el libro se queda corto luego del voltaje de la serie.

Conoceremos a Billy Dunne (interpretado en la serie por mi eterno Odair he is, Sam Claflin <3), un joven compositor y guitarrista de Filadelfia que, como muchos jóvenes de su edad, sueña con tener una banda que llegue a lo más alto de la escena musical, y junto a su hermano Graham, los primos Pete y Eddie, y el baterista Warren, forman The Dunne Brothers, la clásica banda de garaje que toca en proms. A medida que Philly pareciera quedarse pequeña para una banda de rock, dos palabras aparecen en el horizonte cual tierra prometida: Los Ángeles.

LA, siempre LA.

No es un secreto para nadie que Los Ángeles siempre ha sido una cuna de estrellas, carreras y tragedias que entre escándalos, romances y excesos pareciera ser el lugar donde los sueños se hacen realidad, eso sí, si estás dispuesto a pagar el precio de la fama, que para unos es su familia, para otros su salud física o mental, y para unos más, una mezcla de todas las anteriores.

Es a esa ciudad que los hermanos Dunne llegarían en compañía del resto de la banda junto con Camila, la pareja de Billy, una mujer latina de primera generación que ama con gran devoción a Billy. Se les uniría también Karen Karen, una tecladista sofisticada, independiente y dispuesta a hacerse valer en una industria tan machista y retadora como lo es la musical.

Paralelo a la lucha de los Dunne por encontrar a un productor musical que les dé una oportunidad, conoceremos la historia de Daisy (interpretada en la serie por Riley Keough), una fuerza de la naturaleza que sabe lo enorme que está destinada a ser, y solo busca la galaxia en la que pueda brillar como sabe que merece. Solitaria, fuera del molde desde muy pequeña, y propensa a los torbellinos de las drogas, el sexo y el alcohol, Daisy Jones es un barril de pólvora esperando el fósforo que encienda su chispa, y en el momento en que las vidas de Daisy, Camila y Billy se cruzan, empezará una de las giras musicales más salvajes y memorables en la historia del rock, y teniendo como telón de fondo a la ciudad de las estrellas, ¿qué podría salir mal?

Pues…

Bastante.

Algo que me cautivó desde el comienzo del libro fue su formato, nunca había leído una historia que se contara por medio de «entrevistas», como si los protagonistas estuvieran reconstruyendo sus memorias desde un futuro en el que sabemos que la banda es una cosa del pasado, y desde la primera página queremos entender cómo carajos llegaron ahí si estaban en la cima de la gloria y todos amaban su música.

Un aspecto MUY importante de este formato de entrevistas es que nos permite escuchar esa polifonía de voces, esas versiones que se contradicen, se cuestionan, no estamos conociendo una única historia aprobada por todos, sino todo un tapiz de recuerdos, sesgos, subjetividades y el que los hechos se cuenten desde un futuro hace que los misterios sean aún más emocionantes, ¿o es que no les ha pasado que se acuerdan de algo que les pasó hace muchos años y lo cuentan como /quieren/ recordarlo, y no necesariamente tal y como pasó?

A mí sí, definitivamente.

Es así que el surgimiento de Daisy Jones & The Six como banda, sus distintos álbumes y finalmente la gira de Aurora, el álbum que los convertiría en inmortales, se nos cuenta de modo que sea casi imposible tener un único personaje favorito, porque todos están tan jodidamente llevados por los excesos, sus corazones rotos, sus errores y sus sueños ,que resulta hipócrita tratar de juzgarlos o cuestionarlos. Billy es el lead-singer por excelencia, celoso de su proceso creativo y su banda, mientras que Daisy es experimental, terca y sin filtros, y puedo decir que a ambos los quiero abrazar y lanzarles una chancla en iguales proporciones.

No quiero contarles muy bien el resto de la trama porque es algo que solo leyéndolo se puede comprender del todo, pero sí puedo decirles que el ejercicio de creación de personajes está muy bien logrado, y no podría abarcarlo aquí sin que me dieran las 4:00 a.m. del lunes, así que EN SERIO, anímense a leerlo.

Lo que sí puedo decirles, es que luego de editar no uno, sino dos libros sobre historia del rock (te quiero mucho, Juan Kiss), una entiende por qué el rock es un género que particularmente en esas décadas de los 60’s, 70’s y 80’s iba tan de la mano de las fans salvajes, los autógrafos en los escotes, los autobuses con olor a cigarrillo y un naciente mercado de sustancias ilícitas que, al día de hoy, sigue susurrándonos en el oído sobre lo sencillo que es adormecer el alma sin saber que en el proceso se la estás vendiendo a un par de líneas blancas que /crees/ que tienes bajo control. Uno de los grandes aciertos del libro y de la serie, es que en pleno 2023-2024 nos hicieron sentir lo que en su momento sintieron fans de bandas como Led Zeppelin, Fleetwood Mac, KISS, o los propios Beatles incluso, y esa capacidad de conectar con un artista en una canción, en una gira, es algo que entiendo perfectamente.

Precisamente, ese ambiente de música, verano y drama del California de los 70’s es algo que la serie captura muy bien y logra potenciar, con un elenco tremendo y una banda sonora que en serio te deja con ganas de comprar un tornamesa a fin de poder escuchar en vinilo una y otra vez (si alguien me quiere regalar el vinilo deluxe de Aurora se agradece con amorsh).

AHORA, no culpo al elenco del sacudón estomacal que me dio ver ciertos cambios importantes en la trama versus el libro original, fueron evidentes ciertas licencias creativas que se dieron los guionistas para exagerar aún más el lado oscuro de personajes como Billy Dunne, quien en el libro tiene una mayor redención que en la serie, mientras que en la serie nos muestran a una Daisy mucho más dulce y esperanzadora que el huracán que es la Daisy del libro.

Pese a esos cambios, que seamos honestos, SIEMPRE ocurrirán, amé la serie porque me permitió escuchar canciones que venía de leer una y otra vez en el libro, y poder llevarlas a todas partes conmigo es un regalo que necesitaba, porque de algún modo pude volver a LA sin tanto temor, solo guiada por letras sobre el amor, el verano y lo prohibido.

De hecho, me pillan en modo generoso, así que les dejo por aquí una de mis grandes favoritas. Calma que no es spoilera:

¿Mi consejo supremo? No busquen leer el libro y luego esperar a toparse con una adaptación página a página en la serie, porque se encontrarán con vaaaaaarios momentos confusos y frustrantes pero que a la vez son coherentes con la psicología de los personajes, en muchas escenas dije «Esto no pasa en el libro, PERO en definitiva sí es algo que haría este personaje», y creo que eso es lo bueno de que la manejaran en formato serie y no película, que pudieron llenar ciertos vacíos y jugar a ver qué tan lejos podían llevar el valioso potencial del libro.

Si quieren una historia de anti-héroes con muchas canciones, frases para ponerles banderita y unas buenas lloraditas por ahí atravesadas, este es el libro para ustedes, y si quieren ir aún más allá, vean la serie con un coctelito en la mano, van a desear haber vivido en los 70’s, y si ese no es el poder evocador de la literatura, ¿entonces cuál es?

Me despido por hoy animándolos a que sigamos siendo libres como Daisy, apasionados como Billy, firmes como Camila y salvajes como LA.

LA. Siempre. LA.

Si no le gusta, no lea, y si le gusta, ¡comparta!

Uno suele volver a donde fue feliz… O, al menos, intento convencerme de ello

No pensé que llegaría el día en que volvería a escribir en mi blog.

There, lo dije, y es que afirmar que «han pasado muchas cosas desde la última vez que reseñé algo por aquí» es quedarme demasiado corta para intentar poner en palabras siquiera lo que ha sido este año y medio casi de silencio, un silencio entendido como la ausencia de publicaciones, no necesariamente como la ausencia de ideas, lecturas o emociones.

La Cindy que hizo ese último post en agosto de 2022 es casi que irreconocible si la comparamos con la Cindy que escribe esto hecha bolita un domingo en la mañana, con 5SOS a todo volumen en el computador y un nudo en el pecho y la garganta que se instaló desde octubre de 2022, y que unos días más que otros me ha ahogado y derrumbado, pero por alguna razón sigo aquí, sólo que a veces no sé muy bien el porqué o el para qué.

Tal vez escribir sea un buen comienzo para dejar ir esas respuestas que sé que no llegarán.

Pero sí, lo cierto es que no me reconozco en esa Cindy enamorada, optimista y alegre que les hablaba de sus viajes, de sus conciertos, sus musicales y sus experiencias en Los Ángeles, en Comic Con o en California, es como revisitar recuerdos de una vida que ya ni sé si viví realmente, porque se siente tan ajena, tan lejana a mi realidad actual, que a veces me pregunto si realmente pasó, si realmente hubo un momento en que lo tuve todo relativamente claro y al alcance de mis manos…

Not anymore, I guess.

No quiero entrar en los detalles sucios del asunto, Dios sabe que mi psicóloga, mi psiquiatra y mi red de apoyo ya se han encargado de ello en incontables veces, pero como parte de todo este proceso he intentado reconectar con esos espacios, esas historias que estaban ahí antes de ese Armagedon que colapsó mi mundo y destruyó básicamente todo.

Entré a Star + y allí estaba, al inicio de mi página de favoritos, una serie de nueve temporadas y 208 episodios lista como siempre para abrazarme, consolarme y hacerme reír cuando no pensaba que podría sonreír siquiera, como diciéndome «No pasa nada, aquí estamos y sabemos cómo te sientes».

Por nosécuánta vez en mi vida, empecé a ver How I Met Your Mother, y con ello regresó mi chispa de escribir por aquí.

Precisamente, un libro que resuena bastante con lo que esta serie representa para mí, y que aproveché para leer antes de reiniciar mi maratón de la serie, es How I Met Your Mother de Nicolás Rocha, editado por Rey Naranjo y que hace parte de una curiosa colección de mini-libros sobre distintas series y el impacto que han tenido en sus respectivos autores.

Sin muchas expectativas, pues creía sabérmelas todas respecto a la serie, y con un sincero afán de lograr terminarlo antes de que acabara el 2023, empecé a leer este librito al terminar mis jornadas laborales, algo que sólo quienes trabajan en el mundo editorial entenderán por el cansancio que implica el que lo que haces para vivir sea lo mismo que tu hobby (leer), de modo que cada noche mis ojos no paraban de decirme «¡MARICA, YAAAAAA!», y no los culpo tampoco, pero la ventaja es que los capítulos del libro eran más bien cortos, así que poco a poco pude adentrarme en esta nueva mirada sobre mis viejos amigos Ted, Robin, Lily, Marshall y Barney.

Ver HIMYM en tus 30 te patea de modo distinto, pues por fin tienes la misma edad de los protagonistas, y más que caer en las comparaciones, es un gran consuelo poder identificarte con las luchas y complejidades de los personajes pues por fin las estás experimentando en carne propia y ya no las ves como simples recursos cómicos-trágicos de los guionistas, y eso es algo que tanto Nicolás (el autor del libro, perdonarán ahí la confianza) como yo pudimos apreciar.

A lo largo de los capítulos del libro, el autor nos habla de lo bien lograda que es la serie desde aspectos tan curiosos como los distintos objetos que llevan consigo sus propias narrativas (el corno francés, la piña, la sombrilla amarilla), hasta la sutil pero impactante elección en la paleta de colores amarillo y morado para distintos momentos clave de la serie (sin duda mi capítulo favorito del libro, pues este aspecto no lo había considerado en absoluto y fue un momento mind blowing como pocos, que me ha hecho ver la serie con nuevos ojos), y si bien en ocasiones Nicolás se extiende un poco en su historia personal, y pareciera sacar a flote su lado Mosby-esco más bohemio y monologuero para distanciarse un poco de la serie en sí, y dar cabida a su propia historia de desamor, entiendo su intención de mostrar el modo en que todos hemos sido Ted alguna vez, enamorados del amor, de encontrar a «The One» y de no siempre enfocarnos en el día a día de ese proceso por tener la mirada fija en el fin supremo, ese «Felices para siempre» que es tan distinto para cada personaje, y por ende para cada uno de nosotros.

Más que decirnos si HIMYM es la mejor serie del mundo o no (algo que ni yo misma me encuentro en condiciones de afirmar), creo que este es un libro que celebra esa sensación de compañía y empatía que nos brindan esos personajes que, a veces sin querer, terminan por meterse en nuestras vidas y acompañarnos a enfrentarlas:

Amo las verdades directas y certeras de Lily.

La masculinidad empática y vulnerable de Marshall.

La eterna esperanza de Ted que el amor sí existe.

La autenticidad e independencia de Robin.

La lealtad a sus amigos de Barney.

La dulzura y resiliencia de Tracy.

Así que gracias, Nicolás, por darle voz al sentir de muchos de nosotros, por animarte a plasmar en un libro esa emoción que nos ha acompañado tantos años, en cada repetición, y por recordarme que nada en una gran serie sucede por casualidad o por azar, y creo que eso aplica para el momento de mi vida en que decidí leer este libro, que me vino como anillo al dedo en un momento en que

sólo.

necesito.

volver.

a creer.

en algo.

Así sea en los finales felices de otros.

Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que How I Met Your Mother ha sido un bálsamo y un salvavidas en medio de estos días-meses-año tan difíciles, y en verdad deseo que, ya sea con esta serie o con otra, todos podamos contar con un refugio seguro al que podamos volver en momentos difíciles, y que cada carcajada, cada momento memorable, o incluso cada nuevo hallazgo, nos recuerden que no estamos solos, y que así sea desde la ficción, tal vez todo no sea tan denso como creemos.

No sé qué le depare a mi blog este nuevo año, créanme que nunca imaginé que pasaría por un proceso tan desgarrador y que pasaría tanto tiempo sin ser capaz de entrar a WordPress siquiera, pero como bien les decía al comienzo de este post, supongo que al final poco a poco volvemos a esos lugares, historias y personajes que nos hicieron felices, y este blog sí que me ha hecho feliz, así que quién sabe, tal vez ya nadie se acuerde de él y haya pasado mi mañana de domingo en vano, o tal vez alguien le encuentre sentido, y si ese es el caso, por favor no duden en hacérmelo saber, gritar en el vacío es ensordecedor y a veces siento que ya no tengo voz…

Si no le gusta, no lea, y si le gusta, ¡comparta!

Verdad. Belleza. Libertad. Amor: crónica de una noche en «Moulin Rouge- The Musical»

¡Buenas, buenaaaaaas!

Dios santo, siento que han pasado décadas desde la última vez que tuve el valor y las fuerzas para sentarme a escribir algo para luego compartirlo con ustedes por aquí, y es que la presión y la ansiedad a veces nos juegan tan malas pasadas que olvidamos el porqué de estos espacios y su propósito principal de darnos un respiro y algo de alegría en medio de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Por mucho tiempo tuve miedo de escribir, me importaban demasiado los números, el SEO, las visitas, y reencontrar mi valor como escritora más allá de las cifras y estadísticas es un proceso en el que sigo trabajando, así que bueno, ya veremos cómo me va con todo esto.

Precisamente, es la emoción y la vida misma lo que me trae de regreso, pues recientemente tuve la dicha de vivir una experiencia única, que en verdad merece ser compartida y que me ayudó muchísimo a reconectar con mi esencia como humanista, como creadora y como ser humano, así que bueno, prepárense para acompañarme a recordar una de las mejores noches de mi vida en esto que se llama Moulin Rouge: The Musical:

Antes

Todo empezó hace unos meses, cuando en compañía de mi pareja estábamos preparando la agenda de actividades que queríamos hacer durante mi visita a Los Ángeles, y él decidió regalarme boletas para que la noche de mi cumpleaños fuéramos juntos a ver el musical de Moulin Rouge en el Pantages Theater de Los Ángeles. Tras meses de mucha planeación y emoción, por fin llegué a Los Ángeles y comenzó un verano increíble, lleno de actividades, libros e historias, y aunque todo ha sido muy bonito, lo cierto es que NADA me preparó para la felicidad que experimenté la semana pasada cuando me puse mi vestido rojo diseñado especialmente para la ocasión y volvimos al Pantages, (teatro que el año pasado nos recibió con el poder de Hamilton), esta vez para cantar y llorar con una historia de amor, tragedia y arte que llevaba esperando ver en formato musical desde hace más de diez años.

Quienes han leído alguno(s) de mis posts en este blog se habrán podido dar cuenta de que soy una romántica empedernida, y la película de Moulin Rouge en definitiva está dentro del top 5 de mis cintas favoritas de todos los tiempos, así que la expectativa por ver su adaptación al formato musical era total, y desde su estreno en Broadway el 10 de julio de 2018 supe que era una obra que necesitaba ver, así que lloré de felicidad en cuanto supe que estarían de gira en LA durante mi estadía en esta ciudad.

Ir al Pantages en verano es una invitación a pausar el ritmo ajetreado de calor y movimiento para entrar en un espacio casi que sagrado, en el que cada esquina, cada columna y cada rincón parecieran decir «Bienvenidos de regreso», y es que debido a la pandemia este recinto tuvo que cancelar o aplazar muchas de sus producciones, de allí que poder asistir por fin a obras como Hamilton, Moulin Rouge y próximamente Mean Girls o The Book of Mormon sea un nuevo respiro para el teatro también, y como espectadores creo que nunca volveremos a dar por sentado el valor preciosísimo de poder ir a estos espacios.

Una fotico antes de entrar…

En materia de precios, en el caso de Los Ángeles las boletas para Moulin Rouge oscilan entre los 45 y los 115 dólares por persona, siendo las sillas del centro la zona más costosa, mientras que las filas laterales resultan un poco más asequibles, y lo cierto es que la visibilidad es espectacular sin importar la silla, confíen en mí que estuve en maso en la octava fila desde el escenario hacia el lateral izquierdo y vi todo per-fec-to.

Volviendo a esa noche, luego de encontrar espacio en el parqueadero (que convenientemente estaba al lado de la tienda Funko), al llegar al teatro nos pidieron usar tapabocas debido al aumento de casos de covid en California, hecho que no nos importó en absoluto, pues la obra lo vale.

Al entrar al teatro, en la audiencia predominaban los vestidos largos, con lentejuelas, brillos, e incluso algunas mujeres llevaban tocados de plumas, sentía como si nos hubiéramos transportado a París y estuviéramos a punto de entrar al Moulin Rouge real, y creo que estar rodeada de una audiencia igual de comprometida con el tema de la obra fue clave para conectar aún más con el musical.

Por supuesto, la boutique oficial nos esperaba con cuanta chuchería puedan imaginar, desde tote bags hasta camisetas, collares y joyas de lujo con temas de la obra, y como buena turista que soy me dejé un riñón en camisetas, un imán para la nevera y la tote bag, pero es que de nuevo, esta es una de mis películas favoritas, así que no lo lamento en absoluto.

Por protocolos de covid, muchos sitios de conciertos o eventos masivos se niegan a aceptar pagos en efectivo, así que si van a venir, traigan siempre sus tarjetas…

Luego de comprar mis recuerditos, fuimos a tomarnos algunas fotos frente a un mural precioso que además tenía en exhibición el Premio Tony a Mejor Musical, que ganaron en el año 2021 junto a otras 9 estatuillas, como una premonición de la calidad del show que estábamos a punto de ver.

Mi vestido rojo estaba inspirado en Satine.

En cuanto dieron ingreso, ese primer contacto visual con el escenario me dejó sin aire: a la izquierda, el icónico molino (después de todo, Moulin Rouge traduce precisamente eso, Molino Rojo), y a la derecha el icónico elefante de la cinta de Baz Luhrmann del año 2001 en que se basa el musical. Por su parte, en el centro predominaba un escenario rojo, sensual, con luces que de inmediato te anunciaban una noche donde todo-podía-pasar, y una orquesta que poco a poco comenzaba a construir tensión y a transportarnos a esa época nostálgica y prohibida donde transcurre la obra.

Decir que era un escenario precioso es quedarme corta…

A medida que se fueron opacando las luces y todos ocupamos nuestros asientos, sostuve la mano de mi pareja, apagué el celular (estaba prohibido tomar fotos o grabar) y me dejé llevar.

Durante

Como suelo hacer a la hora de ver musicales, y una primera recomendación que les hago si se animan a ir a esta obra, es que, en lo posible, eviten escuchar el soundtrack antes de ver esta producción, ya que la puesta en escena trae algunos cambios y sorpresas musicales bien interesantes en relación a la cinta original, y creo que vale la pena escucharlos en vivo y dejarse sorprender en el momento.

De la mano de Courtney Reed y Conor Ryan en los roles de Satine y Christian, conocimos (o volvimos) al cabaret más famoso de París, cuna de bohemios, poetas, pecados y tragedias que tantos años después seguimos cantando y llorando. Bajo los ideales de Verdad, Belleza, Libertad y Amor, fuimos testigos del surgimiento de este amor prohibido entre el apasionado y dulce Christian, un poeta y compositor que llega de Estados Unidos para abrazar la vida bohemia de la París de finales del siglo XIX, y la coqueta e imponente Satine, una mujer soñadora, fuerte y decidida, la joya más codiciada del cabaret, que en secreto lidia con una aparente sentencia de muerte rodeándola en cada show, en cada baile y en cada noche que comparte con su amado.

Fuente: LA Times

Este romance permanentemente amenazado por los celos del Duque de Monroth (interpretado por David Harris), los problemas de salud de nuestro Diamante y las diferencias entre los mundos de Christian y Satine se convirtieron en el trasfondo perfecto para un despliegue de más de 70 canciones sobre el amor, la vida bohemia, la libertad, y finalmente, el dolor de la tragedia y la pérdida. En cada uno de los números se combinaron secuencias de baile increíbles con un vestuario precioso y unas actuaciones que lograron distanciarse un poco de las bases que Ewan McGregor y Nicole Kidman sentaron al interpretar a los protagonistas, para darles un giro mucho más contemporáneo y complejo.

Por su parte, personajes como Nini, el Duque o Toulouse nos presentaron unas facetas algo distintas de las que vimos en la película, y le dieron unos matices mucho más profundos a la historia, haciéndola aún más trágica y emotiva, con canciones en solitario que nos ayudaron a entender mejor sus roles dentro de la historia de Christian y Satine, y que en cierta medida reivindicaron ese rol de «villanos», para darle peso a una idea muy propia de las artes del siglo XIX, y es el reconocimiento de que nadie es del todo «bueno» o «malo», sino que somos seres extremadamente complejos y que solo estamos haciendo lo mejor que podemos con lo que nos tocó vivir.

Sin entrar en mayores spoilers, puedo decir que mis escenas favoritas fueron el número de apertura, el medley de Christian y Satine y mi eterna favorita, la escena de los Bohemians conociendo al «Hada Verde», un momento clave si vieron la cinta, y que aquí recibe un nuevo tratamiento que me conmovió hasta las lágrimas, aunque bueno, si de llorar se trata, lo cierto es que lloré de principio a fin, eso en mí ya no es novedad, pero lo que sí fue la sorpresa de la noche es que mi pareja llorara del modo en que lo hizo, y creo que dice mucho de lo emotiva y conmovedora que es la obra.

Fuente: LA Times

Después

Al finalizar este viaje musical mi corazón latía desbocado y mis manos estaban llenas de pañuelos empapados de lágrimas, pero en cuanto la compañía realizó su número final y sus venias, de algún modo me las ingenié para aplaudir con todas mis fuerzas. El teatro entero se puso de pie, del techo empezó a caer una lluvia de confetti en forma de corazones rojos y fucsias, y yo gritaba, saltaba, aplaudía y alentaba a una compañía de aproximadamente 35 personas que durante las últimas dos horas y media nos habían llevado de regreso a la Belle Époque, y por ello les estaba tremendamente agradecida.

Menos mal aquí ya dejaron tomar fotos…

Aún hoy, varios días después, mientras escribo estas líneas y selecciono las mejores fotos para compartir con ustedes, vuelvo a ese momento, a ese aplauso y a esa energía que te queda en el cuerpo después de asistir a un evento por el que esperaste tanto tiempo, y ese regreso al «mundo real» que se siente agridulce porque terminó algo especial, pero que también te llena el alma porque sabes que no eres el mismo de antes de entrar al teatro, y esa chispa, ese calorcito y esa energía de cantar y bailar y vivir es algo que quiero conservar en mi existencia por tanto tiempo como me sea posible.

En definitiva, Moulin Rouge: The Musical es una experiencia que no deja indiferente a nadie, que desde sus diferencias y nuevas adiciones a la historia original logra traer de regreso una historia que pedía ser llevada a las tablas, que merecía ser cantada en vivo y con una audiencia libre, enamorada y bohemia, y si alguna vez la vida me ofrece la oportunidad de volver a ver esta adaptación, ya sea en Broadway o en donde sea que me encuentre en un futuro, créanme que lo haré, una y otra vez.

Me despido por hoy invitándolos a que me cuenten en nuestro Facebook e Instagram si les gustó esta crónica viajera y si quisieran que les compartiera algunas otras aventuras de mi verano en California. También, los animo a que llenen sus vidas de Verdad, Belleza, Libertad y Amor. Sobre todo de eso último.

Si tenemos Amor, lo tenemos todo.

Si no le gusta, no lea, y si le gusta, ¡comparta!

¡La FilBo vuelve! Reseña de «Almendra», mi recomendado juvenil del país invitado de honor

¡Buenos y helados días!

¿Cómo se encuentran en esta mañana de ombligo de semana? Sé que no es fácil retomar la rutina luego del descansito de Semana Santa, pero tenemos una motivación enorme para dar lo mejor en nuestros respectivos empleos, y es que por fiiiin, luego de tres años de distancia, incertidumbre y miedo, vuelve mi evento favorito del año, ¡vuelve la FilBo, carajo!

No encuentro las palabras para expresar lo que sentí hace dos días cuando me acerqué a Corferias para reclamar mi escarapela de prensa, y ver de nuevo el ajetreo del montaje, el color de cada stand y la esperanza de una industria que sigue recuperándose de los estragos de la pandemia me llenó de nostalgia y emoción en iguales proporciones, pues es la primera vez en 9 años en que voy a la FilBo full como medio oficial, y no como integrante del equipo de alguno de los expositores.

A pesar de la tristeza que me genera el no tener un empleo full estable con ninguna editorial, no puedo negar que también me emociona mucho poder contar con total libertad para asistir a cuanto evento, charla y firma quiera, algo que no pude hacer durante todos esos años trabajando en los stands de mis antiguas editoriales, y que ahora me permitirá traerles muuucho contenido FilBo, no solo aquí en nuestro blog sino también en nuestro Facebook e Instagram, así que espero verlos muy conectaditos por ahí.

A propósito de este esperado regreso de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, un tema en boca de muchos es el país invitado de honor, una nación con una cultura fascinante y que de un tiempo para acá viene de tener a muchísimas personas interesadas por conocer más de su apuesta para esta Feria, se trata de la República de Corea, que bajo el lema «Convivencia» nos invita a explorar su pabellón, y por supuesto, su literatura.

Como suelo hacer antes del inicio de cada FilBo, busqué alguillo para leer del país invitado de honor, y me dio mucha alegría toparme con el libro del que vengo a hablarles el día de hoy, no solo por lo impactada que quedé tras su lectura, sino por la curiosidad que despertó en mí, se trata de Almendra, de la autora surcoreana Won-pyun Sohn.

El libro recibió el Premio de los libreros de Japón en el año 2020.

Licenciada en Estudios Sociales y Filosofía, así como en Dirección de Cine, la pluma de esta autora se caracteriza por ser tremendamente visual, sin temor a la crudeza y a la más profunda belleza que solemos encontrar en muchas escenas de cine, y ese talento para narrar de forma fluida y visual se verá full plasmado en nuestra historia de hoy, así que para dinamizar un poco las cosas, en lugar de subtítulos «regulares», elegí algunas de mis frases favoritas del libro. ¡Empecemos!

«¿Crees que podré hacer que los demás me entiendan, a pesar de no ser capaz de entenderme?»

El libro, editado por Gran Travesía y distribuido en Colombia por Editorial Océano, nos presenta la historia de Yunjae, un niño que nació con alexitimia, una enfermedad que afecta a la amígdala cerebral, esa misteriosa parte de nuestro cerebro que procesa las emociones, (algo así como el equivalente científico del centro de control de emociones que vimos en IntensaMente). Debido a esta enfermedad, Yunjae no puede experimentar o identificar con claridad las emociones frecuentes en niños de su edad, y su incapacidad para expresar alegría, tristeza o rabia generará un sinfín de conflictos y desafíos en su vida escolar. Siendo así las cosas, nosotros como lectores tendremos el complejísimo reto de buscar entender e imaginar cómo sería la vida sin una sonrisa, una lágrima o el poder de un abrazo.

Por fortuna para nuestro protagonista, su madre y su abuela lo acompañan desde el primer momento en que descubren que algo pasa con su adorado hijo-nieto, y ese apoyo femenino será clave para que los años de infancia de Yunjae no pasen desapercibidos en medio del bullying del que suele ser víctima en su colegio y de la angustia que supone recibir un diagnóstico que, en esencia, te augura una vida todo menos «normal».

«Los libros me llevaban a lugares a los que nunca podría ir de otra manera».

Luego de una tragedia que pareciera condenar a Yunjae a una vida en soledad y sin la protección de las mujeres más fuertes de su familia, encontrará su principal refugio y motivación en la librería de libros leídos de su mamá. En medio del dolor, la adversidad y la incertidumbre de nunca llegar a conocerse del todo, los libros serán el camino que Yunjae eligirá para buscar entender y vivir esas emociones que sabe que no puede sentir, pero que tal vez pueda abrazar desde los ojos del otro, de esos personajes que llegan a su vida sin importarles en absoluto su enfermedad, su pérdida o lo que sea que pasa en su mente. Esta reflexión sobre el poder de consuelo y compañía que nos ofrece la lectura fue sin duda de las cosas más bonitas que encontré en este libro, y una de las principales razones por las que quise reseñarlo para ustedes.

«Aunque esto suene ridículo, al final te encontrarás con las personas que estás destinado a conocer».

Esta frase del libro resulta especialmente poderosa cuando un Yunjae ya adolescente conoce a Gon, un joven conflictivo, temperamental e impulsivo, quien también ha sido víctima del rechazo y estigma de sus compañeros de clase. Polos opuestos, pero igualmente «distintos» a ojos de los demás, el surgimiento de la amistad de Yunjae y Gon será la columna vertebral de este libro sobre la amistad, la empatía y lo inesperada que puede ser la vida por mucho que intentemos controlarla, y es que, al final del día, lo que tenemos aquí es a un grupo de adolescentes que intenta entender lo que sucede en su mente y encontrar su lugar en el mundo, y creo que ese viaje de auto-conocernos y descubrir quiénes somos y a dónde queremos llegar en la vida es una experiencia por la que todos hemos pasado y con la que de seguro conectarán si se animan a leer esta novela.

«Eres básicamente un lienzo en blanco. Mejor píntalo con cosas buenas que con cosas malas».

Claramente no pienso decirles si el libro tiene un final triste o feliz, ni el propio Yunjae estaría de acuerdo con ello, pero lo que sí quiero compartir con ustedes es una invitación a acercarse a este libro con un corazón muuuuuy abierto, con un estado anímico tranquilo y sin obligarse a leerlo «de una sola sentada», pues lo que tenemos aquí es una narrativa muy emocional, dolorosa incluso, y a veces es necesario parar, tomarse un poquito de agua y recordarnos que eso que estamos sintiendo es precisamente el poder de la literatura, el hacernos sentir cosas así no siempre estemos cómodos con ellas, y es que ¿No funciona así la vida? ¿Con altos y bajos? Y este libro es un fiel reflejo de ello.

Me despido por hoy invitándolos a que volvamos a FilBo con emoción, con todos los cuidados del caso y siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de autocuidado que nos indiquen en el recinto ferial, el esfuerzo y la apuesta de volver a la presencialidad son enormes y entre todos podemos ayudar a que ese gremio tan golpeado por la pandemia (se los dice alguien que perdió su empleo producto de todo esto) pueda respirar y mantenerse a flote, ¡vamos con toda!

Espero verlos en la Feria, ya quiero que me cuenten sus hallazgos y próximas lecturas, ¡todo va a estar bien!

Si no le gusta, no lea, y si le gusta, ¡comparta!

#OscarCuchurrumí día 8: los ecos narrativos de «CODA»

¡Buenos díaaaaas!

Bienvenidos a este viernes de música, viernes de sueños hechos realidad, ¡viernes de ESTÉREO PICNIIIIIIC!

Por 3 años he esperado el regreso de este festival, y me emociona muchísimo poder volver a ese espacio de música, libertad y arte en todo su esplendor, así que no se sorprendan si las siguientes reseñas de nuestro especial se publican en horas de la mañana, pues en esencia, organizo todo, les pongo la reseñita y salgo pitada, sorry not sorry

La peli de la que vengo a hablarles el día de hoy es de esas que requirió algo de tiempo para elegir las palabras adecuadas y medianamente neutrales para poder presentársela a todos ustedes, pero yaaaa verán a qué me refiero, así que sin más introducciones, vamos de lleno con esto que se llama CODA/ CODA: Los sonidos del silencio:

Y bueno. Como les decía, la reseña de hoy fue de esas que me hizo cuestionarme mi disciplina y compromiso con nuestro especial de #OscarCuchurrumí, a fin de cuentas, la premisa es clara, reseñar toooodas las nominadas al Oscar a Mejor película, y por lo general siempre hay un par de cintas que cada año me hacen sufrir un poco, pero en esta ocasión, más que «sufrir», mi malestar con esta cinta derivó de un conflicto del que, creo, no se ha hablado lo suficiente, y es que más que ser algo original o novedoso, nuestra peli de hoy es el remake de una peli francesa, relativamente reciente y que no recibió la mitad de elogios, nominaciones y mucho menos premios.

La película «original» a la que me refiero es La Familia Bélier, del año 2014, cinta francesa que incluso les reseñé aquí en nuestro blog por alláaaaa en 2015 (es hasta divertido volver a mis post de hace tantos años), y cuya historia regresa a esta temporada de premios cinematográficos con lo que algunos críticos han llamado «su versión mejorada», bajo el nombre de CODA (por sus siglas en inglés Child Of Deaf Adults/ hijo de adultos sordos).

CODA se estrenó en el Festival de cine de Sundance en 2021, en donde fue aclamada por la audiencia y aseguró un jugoso contrato de distribución con Apple TV+ (en el caso de Colombia, la cinta alcanzó a estar en cartelera por un brevísimo periodo de tiempo a finales de 2021, y volvió a nosotros vía Amazon Prime). Uno de los productores de la versión francesa tenía los derechos cinematográficos para un remake, y el proyecto se puso en marcha, esta vez en inglés: el director Sian Heder aprendió lengua de señas americana mientras trabajaba en el guion, pues el 40% de la historia se desarrolla en esta lengua, y realizó un extenso proceso de selección de quienes darían vida a los Rossi, la familia centro de la trama, con ayuda del Deaf West Theatre de Los Ángeles.

Troy Kotsur fue seleccionado para interpretar a Frank Rossi, el papá de la protagonista, Daniel Durant por su parte daría vida a Leo Rossi, el hermano mayor de la protagonista, y Marlee Matlin a Jackie Rossi, su mamá. En el caso de Ruby Rossi, la única persona con capacidad auditiva de la familia, el papel es interpretado por Emilia Jones, quien estudió lengua señas durante varios meses antes de empezar la producción.

Marlee Matlin, Daniel Durant, Emilia Jones y Troy Kotsu en sus roles de la familia Rossi.

Creo que aquí es en donde comienza a marcarse cierta distancia de los Bélier, pues el elenco de CODA ha logrado cosas increíbles, como por ejemplo, ser las primeras personas en condición de discapacidad en recibir una nominación al Globo de Oro en la categoría de Mejor reparto, algo importantísimo en aras de la inclusión de toda clase de talentos en el mundo del cine, cosa que celebro bastante.

El elenco también tuvo una noche de victorias en los Premios del Sindicato de actores, en donde ganaron en las categorías de Mejor reparto y Mejor actor de reparto.

En cuestión de la trama, la historia no difiere taaaanto como una esperaría de una «reinvención» de la cinta francesa: conoceremos a Ruby, una adolescente CODA que vive junto a su familia en Gloucester, Massachusetts. Sus días inician de madrugada cuando ella, su papá y su hermano se embarcan en el bote de pesca familiar y de allí se va a clases a un colegio en donde no le faltan las burlas de algunos compañeros por la condición de discapacidad de su familia y el oficio al que se dedican. En medio de esta rutina, y en una decisión algo impulsiva, Ruby decide anotarse al coro de la escuela, en donde su maestro, el señor Villalobos (interpretado por Eugenio Derbez, quien creo que es un «gancho» clave para la difusión y acogida de la cinta), descubrirá que tiene ante sí a una alumna con una voz maravillosa, y la animará a audicionar para una beca de música en una prestigiosa universidad.

Ruby tendrá que buscar un equilibrio entre sus sueños a futuro y el rol que desempeña en su familia, a fin de cuentas, su capacidad auditiva es clave para el adecuado funcionamiento del negocio de pesca de los Rossi, así como para poder comunicarse con el resto de su comunidad, y solo viendo la película podrán saber el desenlace de este debate, o bueno, si vieron a los Bélier también sabrán qué sucede, pues en esencia el final de la historia es casi que el mismo.

La historia resulta emotiva, toda una declaración en pro de la inclusión y la empatía por personas que ven y habitan el mundo de un modo distinto al nuestro, y si no se han visto la versión francesa, bien podrán disfrutar de esta cinta con muchísima emoción, algunas risas y sentimiento. Ahora, si les pasa como a mí, que todavía tengo la versión francesa medio fresquita en la mente, es posible que se sientan como en un eterno déjà vu, y es posible que el encanto de la historia se pierda un poco en ese divague entre identificar lo que quedó muy parecido a la versión francesa y lo nuevo que se incluyó, o al menos, así me pasó.

A propósito de esta encrucijada que sentí mientras veía CODA, creo que es válido preguntarnos el porqué de un remake taaaan encima de su original, a fin de cuentas, apenas habían pasado 6-7 años desde la versión francesa, ¿o será que ya estamos acostumbrados a dejar pasar décadas enteras antes de intentar volver a todo tipo de historias? ¿Qué «leyes» dictaminan el cuándo es el momento «oportuno» para hacer un remake? Muchas preguntas y pocas respuestas, pero si quieren comentar algo al respecto, siempre pueden hacerlo en nuestro Facebook o Instagram.

En materia de nominaciones, CODA llega a la ceremonia del próximo domingo con un total de tres:

-Mejor película

-Mejor actor de reparto para Troy Kotsur

-Mejor guion adaptado

Si apelamos a su puntaje en IMDB, mucho más alto que otras de las nominadas que han desfilado por nuestro especial, no me sorprendería en lo más mínimo que esta peli diera la sorpresa de la noche y se llevara el premio a Mejor película, a fin de cuentas, tiene su toque de inclusión, emotividad y variedad. Ahora, que por qué esta historia recibió tantos elogios en su versión anglo y no en su francés original vuelve a abrir el debate de los límites de la Academia para celebrar el cine en TODOS los idiomas, un temita bien espinoso, al que todavía le falta muuucho camino por recorrer y que nos plantea una conversación que debemos seguir teniendo.

Mientras tanto, la invitación es a que sigamos construyendo nuestro criterio y objetividad cinematográficos, creo que esta temporada de premios nos ha planteado ciertos debates bien interesantes y todo lo que podamos aprender unos de otros es más que bienvenido, ¡así que pa’lante!

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#OscarCuchurrumí día 7: el partido de la vida de «King Richard»

¡Buenas y heladas tardes!

Marzo como de costumbre nos tiene buscando un saquito o cobijita extra para lidiar con estos días medio soleados, medio aguados, peeeero lo importante es que aquí seguimos, que cada vez estamos más cerca de la ceremonia de los Premios Oscar, y sobre todo, el que estén hoy aquí, leyendo estas palabras, significa muchísimo para mí, así que bueno, haré lo posible por darles un buen rato.

Hemos pasado por pelis de ciencia ficción, drama, romance y música, y hoy llega el turno para una especie de biopic de esas que tanto le gustan a la Academia, una historia inspiradora, humana y que de seguro resonará en las mentes de muchos, pues nos lleva al contexto de uno de los deportes más queridos y celebrados del mundo, así que alisten sus raquetas de tennis, sus gafas de sol y disfruten de esto que se llama King Richard/ Rey Richard, una familia ganadora:

Y bien, tenemos aquí una de esas pelis que, aunque no creo que sea LA mejor actuación de Will Smith, reúne suficientes elementos interesantes para que esté en boca de muchos y reúna un total de 6 nominaciones al Oscar, así que empecemos hablando de la historia en general:

Richard Williams (interpretado por Will Smith), es un hombre humilde y devoto a su familia, que desde muy temprana edad decide apostarlo todo por la formación y preparación de sus hijas Venus y Serena (interpretadas por Saniyya Sidney y Demi Singleton respectivamente), como potenciales jugadoras de tennis profesional.

A lo largo de 2 horas y 24 minutos de película (que ya está disponible en HBO Max) veremos el modo en que, más que enfocarse en las hermanas Williams, la trama se centra en la figura de su padre, en sus impulsos de ira, su terquedad que casi siempre terminaba por jugar a su favor, y en sus métodos de entrenamiento y de «negociación» con scouts deportivos y medios de comunicación, que entre exigentes y precisos, serían tan solo el comienzo de dos de las carreras deportivas más impresionantes de la historia del tennis femenino, a fin de cuentas, ¿quién no se emociona ante la mención de Venus y Serena, o mejor, al verlas jugar?

Will Smith en su rol.

Este anhelo de éxito, de lograr un futuro tal y como lo planeó, no sin ciertas dosis de drama y rencillas familiares de por medio, será posible gracias a un Will Smith que toma el papel de esta figura paterna dura, con un pasado complejo, hasta abrazarlo y cargar con el peso de la película sobre sus hombros. Ahora, no niego que la suya sea una actuación interesante, lo es, y el giro maduro y comprometido que ha tomado la carrera actoral de Smith es genial, PERO creo que luego de la joya que fue En busca de la felicidad, me impactaría mucho que Will ganara el Oscar a mejor actor por este papel en King Richard, aunque de pronto estemos ante una forma de «compensar» el no haberse llevado la estatuilla en 2007, cuando también interpretó a un papá dedicado a darle una mejor vida a su hijo y que en los Oscar de ese año perdió ante Forest Whitaker por su papel en El Último Rey de Escocia.

Como toda biopic, siempre nos surgen preguntas en cuanto al nivel de veracidad en sus escenas, y esta peli no ha sido la excepción a la regla:

  • Un factor a considerar es la «bendición» que recibió el director Reinaldo Marcus Green, tanto de Venus como de Serena Williams, quienes de hecho hicieron parte del equipo de productores de la cinta.
  • Si bien Reinaldo Marcus Green no tuvo contacto directo con Richard Williams (quien recientemente cumplió 80 años), sí apeló a un nutrido repertorio de videos de la familia Williams, así como a viejas entrevistas en prensa y videos de los torneos de las exitosas hermanas tenistas. Dicho material se convirtió en un eje clave de la historia, y parte de la secuencia de créditos se encarga de mostrar fragmentos del material original, como diciendo «mira, esta escena pasó así tal cual».
  • A pesar de que en 2014 se publicó la autobiografía de Richard Williams, llamada Black and White: The Way I See It, no se puede afirmar que la película sea una fiel adaptación de dicho libro. De hecho, tanto Richard Williams, como Will Smith y los estudios Warner Bros fueron demandados el año pasado por los estudios TW3 Entertainment y Power Move Multi Media, que alegaban haber adquirido los derechos cinematográficos del libro de Williams mucho antes de que King Richard empezara su producción. En su demanda, alegaban que no solo tenían los derechos cinematográficos del libro, sino también de «la historia de vida de Richard Williams», y luego de una batalla legal y mediática, terminaron aceptando un arreglo económico y la cinta llegó a cines.
  • Como toda historia que busca «celebrar» el legado de alguien, hay muchas facetas que no se logran explorar del todo, y según Sabrina Williams, una de las hermanastras de las Williams, la cinta se quedó corta, pues solo cuenta lo emotivo y emocionante de la influencia de Richard Williams en las vidas de Venus y Serena, pero no menciona en modo alguno a su anterior matrimonio, y a los hijos que, en palabras de uno de ellos, abandonó a muy temprana edad.
Los auténticos Williams.

Siendo así las cosas, la invitación es a que, como siempre, nos acerquemos a estos productos culturales con una dosis justa de curiosidad y con la claridad de las licencias creativas que se dan los equipos de guionistas y productores, nunca ninguna cinta contará el 100% supremo de una historia real, y en eso está la magia del cine precisamente, en jugar con la realidad, tentarla, poner a prueba su flexibilidad y llevarla hasta el límite, y esta peli es un gran ejemplo de ello.

En materia de nominaciones al Oscar, como les decía inicialmente, esta cinta tiene un total de seis:

-Mejor actor

-Mejor película

-Mejor actriz de reparto

-Mejor edición

-Mejor guion original

-Mejor canción original (Be alive, compuesta por Beyoncé y Dixson) y de hecho me gustó tanto que se las dejo por aquí:

Y bueno, poquito a poquito vamos ampliando la mirada ante nuestras nominadas, ¿cómo lo han pasado con nuestro especial? Espero que se estén divirtiendo muchísimo y que ya vayan seleccionando sus favoritas, yo ya empiezo a pensar en a quiénes les haré barra el domingo 27, y mientras eso sucede, recuerden que en nuestro Facebook e Instagram estamos con noticias, fangirleo y feels a todo dar.

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#OscarCuchurrumí día 6: los misterios de «The Power of the Dog»

¡Feliz ombligo de semana para todos!

¿Cómo se encuentran en este miércoles como frío, como con sol? El clima en marzo ha sido bastante loco, en verdad espero que no nos llueva durante el finde, peeeero bueno, como son cosas que no podemos controlar, supongo que algo haremos para pasarla bueno bueno.

El día de hoy debo confesar que sufrí pero MAL para traerles la reseñita de esta peli, creo que es una combinación peligrosa de frío, cansancio y una historia con la que se me dificultó conectar, peeeeero les prometí 10 reseñas de 10 nominadas en #OscarCuchurrumí, así que eso les tendré, quién quita y no me salga tan mal…

Como siempre, empecemos con el tráiler, así que alisten sus botas vaqueras, sus lazos hechos a mano y adentrémonos juntos en esto que se llama The Power of the Dog/ El poder del perro:

Y bueno, no es sorpresa para nadie que Netflix viene pisando bieeeeeen fuerte en las últimas temporadas de premios cinematográficos, y le ha dado una oportunidad a muchos cineastas de apostarle a películas arriesgadas, que tal vez no tendrían tanta salida «comercial» en las salas de cine, con historias y personajes bien interesantes.

La peli de hoy no es una excepción a esta apuesta del gigante del streaming, que llega a nuestras pantallas con una historia dirigida por Jane Campion, que a su vez adaptó el guion basándose en la novela escrita por Thomas Savage y publicada por primera vez en 1967.

La actual carátula de la novela.

En esta ocasión, viajaremos al estado de Montana, un territorio de montañas salvajes, clima inclemente y sabanas que parecieran no tener fin. En uno de sus famosos ranchos, viven los hermanos Phil (interpretado por Benedict Cumberbatch) y George Burbank (interpretado por Jesse Plemons), dos vaqueros que se reparten las labores de mantener a flote su hogar, Phil desde el cuidado de los animales y el terreno y George desde lo administrativo. En el momento en que George se casa con Rose Gordon (interpretada por Kirtsten Dunst), y tanto ella como su hijo adolescente, Peter, (interpretado por Kodi Smit-McPhee) se mudan al rancho, la dinámica entre los dos hermanos cambiará, y la vida en el rancho nunca volverá a ser la misma.

Cumberbatch y Plemons en sus roles de Phil y George Burbank.

Con un elenco bastante reducido, es impresionante el modo en que estos cuatro actores y sus respectivos personajes logran llevar la totalidad del peso de la historia sobre sus hombros, y no por nada todos recibieron nominaciones al Oscar, así que veamos cómo funciona esta trama:

Empecemos hablando de Phil, un hombre brusco, arisco y al que no le gusta que nadie se meta en sus asuntos. En un principio no se toma muy bien la llegada de los Gordon, pero que con el tiempo termina por ver en Peter una especie de «ahijado» o «protegido» a quien puede enseñarle las distintas faenas del campo, y el vínculo de ambos hombres será clave para entender los distintos giros de la trama.

Phil y Peter en sus labores diarias.

George por su parte es un hombre que ve en Rose la oportunidad de tener una esposa sumisa, moldeada a su gusto, y prefiere hacerse el de la vista gorda ante lo que en realidad pasa con la mujer, que vive sumida en el alcohol, la nostalgia y un permanente estado de fragilidad y debilidad.

En medio de este caos tenemos a Peter, un joven que heredó de su padre la curiosidad por la medicina y la botánica, y no se siente del todo cómodo con la vida en el rancho, pero que sabe que su mamá depende totalmente de él y precisamente es quien más sorpresas nos dará con sus acciones.

A lo largo de la cinta veremos el modo en que las dinámicas al interior del rancho van cambiando con la llegada de los Gordon, pues más que personajes aventureros o «épicos», lo que tenemos aquí es un drama de intrigas familiares y de traiciones, en el que una madre desolada y abstraída tratará de adaptarse a su nueva vida como «señora de la casa», mientras su hijo encuentra su propio camino tras la pérdida de su padre.

Kirsten Dunst en su papel de Rose.

Sin grandes batallas o secuencias de acción, la cinta se las ingenia para impactarnos con un final inesperado e impactante, que por supuesto NO pienso contarles, porque si yo pude sobrevivir a 2 horas y 6 minutos de planos infinitos, diálogos cortos y muy poco movimiento, ustedes también pueden con esto. Yo sé que sí.

En materia de premios, The Power of the Dog es una de las cintas más celebradas de la temporada, con un total de 12 nominaciones al Oscar:

-Mejor película

-Mejor actor de reparto (tanto para Kodi Smit-McPhee como para Jesse Plemons)

-Mejor guion adaptado

-Mejor director

-Mejor actor

-Mejor actriz de reparto

-Mejor diseño de producción

-Mejor sonido

-Mejor cinematografía

-Mejor edición

-Mejor score original

Creo que solo viendo la cinta podrán establecer sus propios criterios respecto a si realmente esta cinta merecía tantas nominaciones o no. Yo por mi parte destaco muchísimo la labor de Benedict Cumberbatch, que con su actuación logra dotar a su personaje de una crudeza bastante peculiar, a veces frágil, a veces calculadora, en un rol bien interesante y distinto de lo que nos ha entregado en roles anteriores, y sería bonito que nos diera LA sorpresa y se llevara a la estatuilla a casa.

Solo hasta este domingo 27 de marzo sabremos quiénes se llevan el premio, y mientras tanto, hay que seguir muy juiciosos haciendo la tarea y viendo a muchas muchas nominadas ¡pensemos que este ritmo tan loco es cosa de una vez al año únicamente!

Por ahora me despido deseándoles muchos abracitos, chocolatico caliente y esperanza, ¡todo va a estar bien, yo sé que sí!

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#Oscarcuchurrumí día 5: los matices oscuros de «Nightmare Alley»

¡Buenas y heladas tardes!

Con mucha emoción llegamos a la mitad de nuestro especial #OscarCuchurrumí, una aventura cinematográfica que cada año nos invita a hablar de las nominadas al Oscar a Mejor película, ¡este año preciso nos tocaron 10, así que tendremos un día extra de diversión!

Si es su primera vez en este especial, les cuento que hemos hablado de Dune, Don’t Look Up, Licorice Pizza y West Side Story, ¡así que no se preocupen que todavía nos queda mucho cine para compartir juntos!

Nuestra nominada de hoy está apeeeenas para este clima oscuro y como lúgubre que nos ha acompañado buena parte del mes de marzo (Dios se apiade de nosotros, pobres almas que vamos para Estéreo Picnic…), así que bueno, usemos el aguacero a nuestro favor y aprovechemos el ambiente a nuestro alrededor para concentrarnos en esto que se llama Nightmare Alley/ El callejón de las almas perdidas:

Y bueno, tenemos aquí a la cinta que /hasta ahora/, más me ha costado ver en preparación para nuestro especial, no porque sea mala ni mucho menos, sino por lo oscura y tensionante que puede llegar a ser, y es gracioso porque sieeeeempre que hago este especial suele haber una cinta que me haga sentir mucho miedito o impresión, como me pasó en años anteriores con Get Out! o Parasite.

En cuanto leí que esta cinta fue dirigida por Guillermo del Toro, supe que cuando fuera a verla a cine me esperaría un viaje psicológico y profundo, como fue el caso de La forma del agua, otra gran contendiente en la temporada de premios del 2018.

Basada en el libro de William Lindsay Gresham, Nightmare Alley regresa al cine por segunda vez (la primera adaptación cinematográfica de esta historia se estrenó en 1947), con un elenco bastante interesante y una historia que logra tenernos al borde de la silla durante casi toda la peli.

El póster promocional de la versión de 1947.

Conoceremos a Stanton Carlisle (interpretado por Bradley Cooper), un hombre ambicioso y astuto que llega a un circo de rarezas en busca de trabajo. El circo ofrece toda serie de actos pensados para asombrar e impactar, desde «el hombre más fuerte del mundo», pasando por «la mujer araña», «Molly, la mujer eléctrica» (interpretada por Rooney Mara) y un extraño hombre-bestia que puede pasar días enteros sin comer.

A medida que Stanton conoce a los distintos seres e integrantes del circo y se gana su confianza, comenzará a urdir un plan para crear su propio show lejos del circo, esta vez como mentalista e ilusionista. Bajo la promesa de una vida mejor y de poder darle todo lo que se merece, nuestro protagonista arrastrará a su amada Molly en una carrera por la fama en la que las ilusiones y la manipulación serán claves para su éxito.

Rooney Mara y Bradley Cooper en sus roles de Molly y Stanton.

En el momento en que la avaricia de Stanton ponga en riesgo su vida y la de Molly, ambos amantes tendrán que preguntarse hasta dónde están dispuestos a llegar con sus shows en aras de embaucar y robar el dinero de algunas de las personas más poderosas de su época.

En el proceso, los espectadores de esta historia oscura y dramática nos plantearemos algunas preguntas:

¿Será suficiente el amor que Molly siente por Stanton para seguirlo a donde sea que lo lleve su sed de poder?

¿Hasta dónde se puede jugar con la mente de una persona?

¿Qué es eso que nos convierte en monstruos?

Las respuestas a estos y otros misterios más los esperan en su sala de cine más cercana.

Como ya es habitual en las historias de Guillermo del Toro, hay una fascinación por el suspenso, por permitirnos sentir iguales dosis de miedo y fascinación por el otro, ese ser diferente, grotesco, y en esta ocasión tenemos ante nosotros la historia de un hombre que, llevado por unas insaciables ganas de enriquecerse y acumular éxito y fortuna, terminará por convertirse en alguien totalmente distinto al humilde trabajador que antaño desmontara carpas de circo.

De forma cruda y sin mayores anestesias veremos el modo en que la ambición de Stanton lo llevará a entablar alianzas con personas igual o incluso peor de manipuladoras y engañosas que él, como es el caso de la psiquiatra Lilith Ritter (interpretada por Cate Blanchett), una mujer con más de un misterio escondido detrás de su enigmática sonrisa, y creo que el éxito de la historia radica precisamente en la forma en que construye la tensión entre los personajes y nos anticipa poco a poco el impactante final que le espera a nuestro ambicioso protagonista. Como es habitual en las historias dirigidas por Del Toro, nos recuerda el potencial que todos llevamos dentro para ser monstruos, para ser salvajes y caer en garras de cada uno de los pecados capitales, y la forma en que se nos va revelando quién es el verdadero monstruo de esta historia es algo que está muy bien logrado en términos narrativos, pues nada es lo que parece ser y el final más que apresurado u obvio resulta totalmente coherente, pero no por ello menos impactante.

Solo yendo al cine podrán experimentar de primera mano la tensión detrás de cada ilusión, «lectura psíquica» y truco de Stanton, y sentirán el terror de descubrir poco a poco la tragedia que se cierne sobre cada personaje, así como el frío, la soledad y la miseria que inundan toda la trama, y es que al final del día una de las mayores reflexiones que nos deja esta cinta es lo fácil que los seres humanos podemos ceder a los más bajos instintos hasta abandonar todo ápice de humanidad. Si eso no les da miedo, no sé qué pueda hacerlo…

Cate Blanchett y Bradley Cooper en sus roles de la doctora Ritter y Stanton Carlisle.

En materia de premios Oscar, no es de sorprender que las categorías en que esta cinta recibió nominaciones sean en su mayoría técnicas:

-Mejor película

-Mejor diseño de producción

-Mejor diseño de vestuario

-Mejor cinematografía

Creería que esta peli tiene opciones interesantes de ganar en diseño de producción y cinematografía, pues el ambiente general de la cinta logra transmitir las cantidades exactas de tensión, tristeza y desolación, y la paleta de colores va muy acorde con esa época de engaños, excesos y traiciones, con tonos oscuros y serios, pero como siempre, esto son apeeeeenas suposiciones, solo el 27 de marzo sabremos qué producciones harán historia.

De momento, los invito a que me cuenten en Facebook e Instagram cuál ha sido su reseña favorita hasta ahora y cuál de las que nos faltan esperan con más ansias, así que espero me sigan acompañando en este especial, ¿y por qué no? se animen a ver las nominadas que les falten, ¡todavía hay tiempito!

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#OscarCuchurrumí día 4: las 4 claves para hablar de «West Side Story»

¡Buenas tardes a todos!

¿Cómo están en este inicio de semana cortita? Espero que hayan podido descansar mucho, o salir un ratito de la ciudad, ¿no les da como esperanza saber que poco a poco podemos volver a actividades que llevábamos años sin hacer como el turismo, el cine o algunos eventos masivos? A mí sí, y mucha, la verdad.

Curiosamente, nuestra recomendada de hoy en este especial de #OscarCuchurrumí está apenas para seguir en la onda musical, pues se trata del regreso de un clásico de 1961 que en su momento dio muuuucho de qué hablar, y que creo que tiene varias cosillas interesantes para comentar, así que sin más preámbulos, alisten sus faldas de colores, sus mejores pasos de baile y viajemos en el tiempo en esto que se llama West Side Story/ Amor Sin Barreras:

Lo que hay es tema, así que para variar un poco el ritmo de nuestro especial, hoy les traigo las 4 claves para entender el fenómeno y las discusiones detrás esta cinta, así que vamos a empezar:

1. La nostalgia por los clásicos

En el momento en que supimos del ambicioso proyecto del director Steven Spielberg por traer de vuelta a las pantallas del mundo la dramática historia de amor entre Tony y María, la expectativa se juntó con la nostalgia.

Algo importante de mencionar aquí es que West Side Story comenzó su conquista del mundo del espectáculo como un musical con libreto de Arthur Laurents, música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim, representado por primera vez en Broadway el 26 de septiembre de 1957. No pasó mucho tiempo antes de que el musical diera el salto a las salas de cine, más específicamente en 1961, y la cinta que en su momento fue dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins fue recordada por sus números de baile, sus canciones pegajosas y la tremenda actuación de Rita Moreno que en aquella ocasión interpretó a Anita, haciéndola merecedora del Oscar a Mejor actriz de reparto en 1962. De hecho, ese año la película ganó un total de 10 estatuillas, cifra nada despreciable para un musical.

La marquesina del musical en Broadway hace unos años.

Podríamos preguntarnos por qué nos gustan tanto estas historias que saltan de las tablas al cine, casos como Wicked, El Fantasma de la Ópera o In the Heights son muestra de ello, y creo que la respuesta es simple: nos encanta volver a aquello que nos hace felices, ¿y qué mejor que un musical para hacerlo?

Hay un cierto encanto en ir al cine a cantar algo que ya conoces de memoria, mientras te preguntas por quién interpretará a cada personaje o qué escenas nuevas se incluirán, de allí que crea que son muchos los musicales que seguirán adaptándose al formato peli, o incluso a la inversa, como es el caso de mi amada Moulin Rouge, que empezó como película y ahora en su formato teatral arrasa en ciudades como Nueva York, Londres y Melbourne.

2. Amor prohibido murmuran por las calles…

Si bien no creo que mi amada Selena Quintanilla no se gozaría los problemas raciales de la versión anterior de esta cinta (que ya veremos en detalle más adelante), su canción resulta lo más de pertinente para el eje principal de la trama de West Side Story: mientras las pandillas-grupos de los Jets y los Sharks se amenazan y pelean frecuentemente por el control del territorio en la Nueva York de los años 50, los jóvenes María, proveniente de Puerto Rico, y Tony, de ascendencia Polaca e Irlandesa, se enamoran perdidamente, pese a que Tony es el mejor amigo del líder de los Jets y María es la hermana menor de Bernardo, el líder de los Sharks.

Uno de mis afiches favoritos de la peli, pues me encanta esa estética retro.

La tensión entre ambos clanes amenazará con separar a Tony y María, y de forma bastante Shakespeariana, seremos testigos de una tragedia que cambiará para siempre las vidas de estos jóvenes soñadores que solo querían amarse sin limitaciones de ninguna clase.

El tópico del amor prohibido ha sido tan explotado en el cine, el teatro y la música que creo que nos hemos acostumbrado a vivir con él. Nos encanta creer que en algún momento de la trama será posible el «felices para siempre» que tanto nos gusta a algunos, pero de forma bien poética también, la cinta nos recuerda que las luchas sociales siguen latentes en nuestra sociedad, que el odio y el racismo siguen doliendo, siguen matando, y ese llamado a la unión y la tolerancia tan relevante y necesario para los tiempos que vivimos es lo que le brinda vigencia y diferencia a esta cinta de otras de su género.

3. La representación lo es TODO

Si bien la West Side Story de 1961 fue querida y recordada por algunas cosas, no estuvo exenta de una dosis importante de polémica: en su momento, la cinta fue duramente criticada por elegir a un cast predominantemente de raza blanca para interpretar a latinos, un fenómeno conocido como whitewashing y que viene de suceder en todo tipo de películas. A su vez, Steven Spielberg debía afrontar un reto enorme, y era el de recuperar la confianza y atención del pueblo Puertorriqueño, que en su momento recibió las noticias de esta nueva adaptación con cierto temor y escepticismo.

Dicho temor estaba bien justificado. Por muchos años, el principal «referente» de representación en el cine del pueblo Puertorriqueño fue esta cinta que, en esencia, planteaba tres estereotipos bastante problemáticos: el primero, que mostraba a los Puertorriqueños como pandilleros de mala muerte, el segundo, referente a las mujeres boricuas como ingenuas, sumisas o pasivas, como se mostraba al personaje de María, (interpretado en aquel entonces por la actriz de ascendencia rusa Natalie Wood), y el tercero, que se iba al extremo opuesto, sobre-sexualizando a las mujeres boricuas, como sucedía con el papel de Anita.

Sumado a ello, hay una cuestión de decisiones raciales de la producción que resultaron bastante ofensivas, como el hecho de que, pese a que Rita Moreno es puertorriqueña, para su papel de Anita tuviera que oscurecer su piel con maquillaje. ¿Acaso no era «lo suficientemente latina» a ojos de los productores? Mal, todo mal.

Vemos aquí al actor griego George Chakiris en el papel de Bernardo en la versión de 1961. ¿Y si en lugar de darles «piel puertorriqueña» a punta de maquillaje mejor elegían a actores Puertorriqueños? Ay Dios…

4. Una segunda oportunidad

En un intento por sanear estas heridas totalmente válidas, el elenco de la versión 2021 de este clásico hizo una apuesta interesante por la representación y la diversidad, con la estadounidense de familia colombiana Rachel Zegler en el papel de María, así como el regreso de Rita Moreno en el papel de Valentina, creado especialmente para ella, y el que considero el mayor acierto de todos, la maravillosa Ariana DeBose, de ascendencia afro-puertorriqueña y que viene de arrasar en la temporada de premios por su papel de Anita. De hecho, creería que tiene caaaasi que asegurada la estatuilla a Mejor Actriz de Reparto, y me alegra mucho por ella la verdad, pues su papel es el de una mujer que más que ser sexualizada, se siente empoderada, libre y valiente de vivir su sueño americano al lado del hombre que ama.

Aquí tenemos un paralelo de las Anitas de Rita Moreno y Ariana DeBose respectivamente.

En materia de nominaciones al Oscar, la nueva versión de este polémico clásico compite en un total de 7 categorías:

-Mejor actriz de reparto

-Mejor película

-Mejor diseño de producción

-Mejor sonido

-Mejor diseño de vestuario

-Mejor cinematografía

-Mejor director

De momento, mi apuesta segura es a mejor actriz de reparto, peeeero solo sabremos si acertamos o no el próximo 27 de marzo, ¡qué nervios, ya casito regresa esta esperada noche de cine!

Mientras tanto, me despido por hoy recordándoles que son siempre bienvenidos a nuestro Facebook e Instagram para seguir fangirleando juntos, ¡ya casi llegamos a la mitad de nuestro especial!

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#OscarCuchurrumí día 3: el primer amor de «Licorice Pizza»

¡Buenas y heladas tardes!

¿Cómo se encuentran en este dominguito de pereza? Espero que muy bien. Yo estoy MUY emocionada, no solo porque mañana veo a Miley Cyrus en concierto (#GraciasDiositoPorFavoresRecibidos), sino porque también estamos exactamente a unaaaa, sí, a UNAAAAA semana de la entrega de los premios Oscar en Los Ángeles, California, ¿así que qué mejor plan para seguirnos preparando que avanzar en esta aventura cinematográfica anual llamada #OscarCuchurrumí?

Ya hablamos de Dune y de Don’t Look Up, y hoy les traigo una de las películas que más esperaba poder ver durante esta temporada de premios, así que sin más introducciones, alisten sus outfits setenteros, sus licencias de conducción y disfruten de esto que se llama Licorice Pizza:

Y bueno, tenemos aquí una historia de esas que nos llenan de nostalgia y nos hacen recordar esa inocencia y las tan sonadas mariposas en el estómago producto de reconocernos por primera vez como personas enamoradas de alguien más.

Precisamente, los diversos matices del primer amor son el ingrediente ganador de esta cinta escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson, que nos transporta al año 1973, al Valle de San Fernando en California. Allí, conoceremos a Gary (interpretado por Cooper Hoffman, hijo del gran y siempre recordado Philip Seymour Hoffman), un adolescente de quince años que busca consolidar su carrera en el mundo del espectáculo, primero como actor de teatro musical y luego como emprendedor.

En medio de su vida escolar y sus andares actorales, Gary conoce a Alana (interpretada por Alana Haim, integrante del grupo musical Haim), una mujer en sus veintes, acostumbrada a la aburrida rutina del clásico adulto joven que debe trabajar en lo que salga y no en lo que le gustaría realmente. Juntos, y a pesar de una diferencia de edades considerable, Alana y Gary se embarcarán en un viaje de autoconocimiento, para descubrir quiénes quieren ser, qué quieren hacer con sus vidas, y sobre todo, qué vienen siendo el uno para el otro.

Alana Haim y Cooper Hoffman en sus roles de Alana y Gary.

En el proceso, a nosotros como espectadores nos irán quedando algunas dudillas:

¿Se puede ser millonario a los 15 años?

¿Existe una edad determinada para enamorarse por primera vez?

¿Qué esconden las colinas y casas con césped perfectamente podado del Valle de San Fernando?

¿Cuántos actores de renombre se nos van a atravesar de forma inesperada en esta cinta?

Por fortuna para todos, de forma sarcástica y divertida la película logra dar respuesta a estas y muchas otras preguntas, y aunque en ocasiones la trama puede sentirse un poco extensa, creo que en esencia logra su cometido de recordarnos que, cuando el amor se te mete en la cabeza no siempre piensas con claridad, y desenredar ese nudo en tu mente es de las mayores aventuras que podrás llegar a vivir alguna vez.

Vamos con algunos detalles que me llamaron la atención:

En primer lugar, tenemos una época tremenda como contexto inicial, ese California de los 70’s que todavía se hallaba sufriendo la vergüenza de la Guerra de Vietnam, y un estado en que ciertas libertades recién empezaban a negociarse. En medio de todo ello conoceremos a una generación marcada por la música, la creencia en todo tipo de ideales políticos y un deseo permanente de buscar «pertenecer» a algo, ya fuera un empleo, una causa social o política e incluso a una relación de pareja.

Esa curiosidad de validar nuestro lugar en el mundo es algo con lo que cualquiera de nosotros puede conectar, y gracias al trabajo de dos protagonistas muy bien logrados es que a lo largo de la película será casi que imposible no empatizar en mayor o menor medida, ya sea con Gary o con Alana.

De un lado tenemos a Gary, una persona ambiciosa, a la que actualmente podríamos catalogar como «sin miedo al éxito», alguien totalmente dispuesto a conquistar a Alana y con esa energía adolescente de quien sabe que está en el mejor momento de su vida para tomar decisiones irresponsables o temerarias sin tener que sufrir mayores consecuencias por ellas.

En la otra cara de la moneda se encuentra Alana, una mujer que tal vez desde la experiencia de esos añitos de «ventaja» que le lleva a Gary se ha desencantado un poco de la vida, es mucho más pragmática y menos arriesgada que su amigo, pero a la vez se siente llamada a cuidar de él y a ser «la voz de la razón» en un par de ocasiones. Aún sin quererlo, muy en el fondo Alana todavía sueña con una vida emocionante, mucho más allá de un empleo tradicional, y la energía frenética de Gary será el motor que la impulse a volver a creer en lo que puede hacer y en toooooda la vida que tiene por delante. En definitiva, como alguien que se encuentra en sus agonizantes 29 años, decir que me conecté con el personaje de Alana es quedarme corta la verdad.

Otro elemento que debo destacar es la banda sonora, simplemente im-pre-sio-nan-te, con música de artistas como Nina Simone, The Doors y David Bowie, y en más de una ocasión terminé zapateando y tarareando para mis adentros, así que no dejen de escucharla.

Por último, pero no menos importante, les cuento que las categorías a las que esta cinta está nominada en los premios Oscar son:

-Mejor director

-Mejor película

-Mejor guion original

Pese a que no creo que logre llevarse a casa alguna de las preciadas estatuillas, y si soy completamente honesta, mientras escribo estas letras sigo sin tener muy claro el porqué del título de esta cinta, al final del día lo realmente importante es esa apuesta por contar una historia que sin mayores efectos especiales o tramas en extremo densas nos logra cautivar durante buenas 2 horas y 13 minutos, con uno que otro girillo interesante y unas muy necesarias carcajadas que nos recuerdan lo «awkward» de nuestros propios años de adolescencia, y poder mirar atrás hacia ese primer gran amor con humor e ironía es una labor muy bonita y que no todos en el mundo del cine se han animado a hacer.

Me despido por hoy invitándolos a que estén muuuuy pendientes de nuestro Facebook e Instagram, pues la temporada de premios no para y hay que estar en la jugada, ¡son siempre bienvenidos a contarme sus apuestas y nominadas favoritas de este año!

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