#OscarCuchurrumí día 4: las 4 claves para hablar de «West Side Story»

¡Buenas tardes a todos!

¿Cómo están en este inicio de semana cortita? Espero que hayan podido descansar mucho, o salir un ratito de la ciudad, ¿no les da como esperanza saber que poco a poco podemos volver a actividades que llevábamos años sin hacer como el turismo, el cine o algunos eventos masivos? A mí sí, y mucha, la verdad.

Curiosamente, nuestra recomendada de hoy en este especial de #OscarCuchurrumí está apenas para seguir en la onda musical, pues se trata del regreso de un clásico de 1961 que en su momento dio muuuucho de qué hablar, y que creo que tiene varias cosillas interesantes para comentar, así que sin más preámbulos, alisten sus faldas de colores, sus mejores pasos de baile y viajemos en el tiempo en esto que se llama West Side Story/ Amor Sin Barreras:

Lo que hay es tema, así que para variar un poco el ritmo de nuestro especial, hoy les traigo las 4 claves para entender el fenómeno y las discusiones detrás esta cinta, así que vamos a empezar:

1. La nostalgia por los clásicos

En el momento en que supimos del ambicioso proyecto del director Steven Spielberg por traer de vuelta a las pantallas del mundo la dramática historia de amor entre Tony y María, la expectativa se juntó con la nostalgia.

Algo importante de mencionar aquí es que West Side Story comenzó su conquista del mundo del espectáculo como un musical con libreto de Arthur Laurents, música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim, representado por primera vez en Broadway el 26 de septiembre de 1957. No pasó mucho tiempo antes de que el musical diera el salto a las salas de cine, más específicamente en 1961, y la cinta que en su momento fue dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins fue recordada por sus números de baile, sus canciones pegajosas y la tremenda actuación de Rita Moreno que en aquella ocasión interpretó a Anita, haciéndola merecedora del Oscar a Mejor actriz de reparto en 1962. De hecho, ese año la película ganó un total de 10 estatuillas, cifra nada despreciable para un musical.

La marquesina del musical en Broadway hace unos años.

Podríamos preguntarnos por qué nos gustan tanto estas historias que saltan de las tablas al cine, casos como Wicked, El Fantasma de la Ópera o In the Heights son muestra de ello, y creo que la respuesta es simple: nos encanta volver a aquello que nos hace felices, ¿y qué mejor que un musical para hacerlo?

Hay un cierto encanto en ir al cine a cantar algo que ya conoces de memoria, mientras te preguntas por quién interpretará a cada personaje o qué escenas nuevas se incluirán, de allí que crea que son muchos los musicales que seguirán adaptándose al formato peli, o incluso a la inversa, como es el caso de mi amada Moulin Rouge, que empezó como película y ahora en su formato teatral arrasa en ciudades como Nueva York, Londres y Melbourne.

2. Amor prohibido murmuran por las calles…

Si bien no creo que mi amada Selena Quintanilla no se gozaría los problemas raciales de la versión anterior de esta cinta (que ya veremos en detalle más adelante), su canción resulta lo más de pertinente para el eje principal de la trama de West Side Story: mientras las pandillas-grupos de los Jets y los Sharks se amenazan y pelean frecuentemente por el control del territorio en la Nueva York de los años 50, los jóvenes María, proveniente de Puerto Rico, y Tony, de ascendencia Polaca e Irlandesa, se enamoran perdidamente, pese a que Tony es el mejor amigo del líder de los Jets y María es la hermana menor de Bernardo, el líder de los Sharks.

Uno de mis afiches favoritos de la peli, pues me encanta esa estética retro.

La tensión entre ambos clanes amenazará con separar a Tony y María, y de forma bastante Shakespeariana, seremos testigos de una tragedia que cambiará para siempre las vidas de estos jóvenes soñadores que solo querían amarse sin limitaciones de ninguna clase.

El tópico del amor prohibido ha sido tan explotado en el cine, el teatro y la música que creo que nos hemos acostumbrado a vivir con él. Nos encanta creer que en algún momento de la trama será posible el «felices para siempre» que tanto nos gusta a algunos, pero de forma bien poética también, la cinta nos recuerda que las luchas sociales siguen latentes en nuestra sociedad, que el odio y el racismo siguen doliendo, siguen matando, y ese llamado a la unión y la tolerancia tan relevante y necesario para los tiempos que vivimos es lo que le brinda vigencia y diferencia a esta cinta de otras de su género.

3. La representación lo es TODO

Si bien la West Side Story de 1961 fue querida y recordada por algunas cosas, no estuvo exenta de una dosis importante de polémica: en su momento, la cinta fue duramente criticada por elegir a un cast predominantemente de raza blanca para interpretar a latinos, un fenómeno conocido como whitewashing y que viene de suceder en todo tipo de películas. A su vez, Steven Spielberg debía afrontar un reto enorme, y era el de recuperar la confianza y atención del pueblo Puertorriqueño, que en su momento recibió las noticias de esta nueva adaptación con cierto temor y escepticismo.

Dicho temor estaba bien justificado. Por muchos años, el principal «referente» de representación en el cine del pueblo Puertorriqueño fue esta cinta que, en esencia, planteaba tres estereotipos bastante problemáticos: el primero, que mostraba a los Puertorriqueños como pandilleros de mala muerte, el segundo, referente a las mujeres boricuas como ingenuas, sumisas o pasivas, como se mostraba al personaje de María, (interpretado en aquel entonces por la actriz de ascendencia rusa Natalie Wood), y el tercero, que se iba al extremo opuesto, sobre-sexualizando a las mujeres boricuas, como sucedía con el papel de Anita.

Sumado a ello, hay una cuestión de decisiones raciales de la producción que resultaron bastante ofensivas, como el hecho de que, pese a que Rita Moreno es puertorriqueña, para su papel de Anita tuviera que oscurecer su piel con maquillaje. ¿Acaso no era «lo suficientemente latina» a ojos de los productores? Mal, todo mal.

Vemos aquí al actor griego George Chakiris en el papel de Bernardo en la versión de 1961. ¿Y si en lugar de darles «piel puertorriqueña» a punta de maquillaje mejor elegían a actores Puertorriqueños? Ay Dios…

4. Una segunda oportunidad

En un intento por sanear estas heridas totalmente válidas, el elenco de la versión 2021 de este clásico hizo una apuesta interesante por la representación y la diversidad, con la estadounidense de familia colombiana Rachel Zegler en el papel de María, así como el regreso de Rita Moreno en el papel de Valentina, creado especialmente para ella, y el que considero el mayor acierto de todos, la maravillosa Ariana DeBose, de ascendencia afro-puertorriqueña y que viene de arrasar en la temporada de premios por su papel de Anita. De hecho, creería que tiene caaaasi que asegurada la estatuilla a Mejor Actriz de Reparto, y me alegra mucho por ella la verdad, pues su papel es el de una mujer que más que ser sexualizada, se siente empoderada, libre y valiente de vivir su sueño americano al lado del hombre que ama.

Aquí tenemos un paralelo de las Anitas de Rita Moreno y Ariana DeBose respectivamente.

En materia de nominaciones al Oscar, la nueva versión de este polémico clásico compite en un total de 7 categorías:

-Mejor actriz de reparto

-Mejor película

-Mejor diseño de producción

-Mejor sonido

-Mejor diseño de vestuario

-Mejor cinematografía

-Mejor director

De momento, mi apuesta segura es a mejor actriz de reparto, peeeero solo sabremos si acertamos o no el próximo 27 de marzo, ¡qué nervios, ya casito regresa esta esperada noche de cine!

Mientras tanto, me despido por hoy recordándoles que son siempre bienvenidos a nuestro Facebook e Instagram para seguir fangirleando juntos, ¡ya casi llegamos a la mitad de nuestro especial!

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